jueves, 2 de febrero de 2012

Cuento: El abuelo se convirtió en gato

...y el abuelo se convierte en gato, como loco, empieza a corretear por todo el patio y su olfato le llevas hasta las sardinas. Una tras otra, empieza a comérselas todas.
Yo, muy asustado, miro a mi madre y a mi padre preguntándoles que le ha pasado al abuelo. Ellos, sorprendidos igual que yo, no saben que contestar.
En ese momento, nos damos cuenta de que la ropa de mi abuelo ha quedado tirada en el suelo y mi abuela empieza a buscar en los bolsillos.
- ¿Qué es esto? , se pregunta sacando un papel muy doblado del bolsillo de la chaqueta.
Lo desdobla y comienza a leer la pequeña notita: "En un animal al que las sardinas le gustan te convertirás cuando el olor surja".
- Esto solo puede haberlo escrito la mujer que le vendió las sardinas al abuelo. Dije yo.
Así que mi abuela y yo fuimos rumbo a la pescadería y allí nos encontramos con aquella ancianita que unas horas antes nos había vendido las sardinas al abuelo y a mi. La preguntamos sobre el papel y la contamos lo que le había pasado al abuelo. Ella nos dio una solución: debíamos bañar al abuelo en agua salada.
No nos dejo irnos de allí sin decirnos el por qué le había pasado eso a mi abuelo: para que aprenda a querer a los animales, cada 100 clientes, convertía a uno en animal.
Ahora la abuela y yo teníamos que encontrar al abuelo, pero eso fue fácil. Nos fuimos al muelle, donde todos los gatos esperan a que tiren los restos de la lonja para comer, y allí estaba él. Nos costó una buena carrera hasta que pudimos atraparlo y llevarlo al mar. Entre los dos lo sumergimos, que nos costó un buen trabajo, y.... ¡puf! mi abuelo volvió a aparecer.

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